miércoles, 13 de enero de 2010



UNA DE MANGÜITI


Seguramente este juego hoy estaría prohibido por una normativa comunitaria. Los profesores llamarían al 092 con objeto de evitar el altercado, y la AMPA propondría, en consejo urgente, llevar a los niños a un psicólogo para que investigara porque se genera esa violencia a la hora de jugar.
Pero este era mi juego favorito; saltar uno por uno encima del otro grupo que en cuclillas esperaba temeroso cada salto. Las reglas de lo mas sencillo; a ver quien aguantaba mas y con mas peso.

Además, este juego contaba con un aspecto positivo con respecto a los otros juegos, y es que todo el mundo quería jugar con el "gordo" de la clase, y digo "el gordo" porque antes, contrariamente a lo que hoy sucede, solo había un gordo en la clase. Bueno también había siempre un "chino", Un "negro" y un "cabeza", pero eso no atañe a este artículo.

Hoy es impensable jugar al mangüiti por parte de los críos sin que algun padre demande al colegio por las lesiones dorso lumbares que le acarrearán en un futuro al niño, y probablemente se lo llevaría a jugar en la soledad de "su" casa y de "su" cuarto y de "su" PC al "jevi duty" reventando a tiros a malvados terroristas, pero la verdad, yo creo que preferiría seguir jugando al mangüiti, con el Carpio, el Carmelo, el Bartolo, el Ramiro y el Alfaro. aunque todavía me acuerdo cuando mi amigo Carmelo me caía en lo "arto".
Paco Cárdenas

3 comentarios:

  1. En mi clase también había un mono, un cerdo, un perro y un conejo. Un auténtico zoo, vamos.
    No me gustaba mucho el mangüiti, y menos el hombre inmóvil (demasiados cates). Prefería la pelota de trapo. Cosas de ricos.

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  2. No se puede uno de olvidar del “gafa” el “oreja” el “loco” y como del “canijo”, y como a ti me gustaba el MANGÜITI, y del CONTRA, como se ligaba con el “contra”.

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  3. Paco Rosado:
    ¿Habéis tenido alguna vez sandalias de goma? Eran las precursoras de los gargajillos, con la salvedad de que se sudaba mucho y los bordes de las ventanitas entrelazadas se ponían renegríos.
    Una cosa preciosa.

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